Para unos, el cine en tres dimensiones es una revolución, una tecnología que llegó para quedarse, y más al ver el éxito que tuvo Avatar de James Cameron y la larga lista de películas que están por rodarse o transferirse a este formato. Para otros, no es más que una moda, un recurso utilizado por Hollywood cada vez que hay una crisis.
Moda o revolución, Venezuela cuenta apenas con cuatro salas para cine 3D que, juntas, pueden albergar a 859 personas. Según la Asociación Nacional de Exhibidores, el país tiene 417 pantallas -sin contar las 18 de la Cinemateca Nacional- con lo cual el porcentaje de salas 3D no constituye ni siquiera 1% del total y por supuesto, está lejos de satisfacer la demanda. Obviamente, eso genera un caos en un público numeroso que no encuentra entradas y si las halla, no es en el puesto deseado o escasean los lentes especiales.
Tres de las salas 3D están ubicadas en Caracas y pertenecen a Cinex. José Galarraga, director de programación del circuito, reconoce que son insuficientes y anuncia que al finalizar 2010, Caracas tendrá cinco o seis pantallas adicionales. Asimismo, el circuito inaugurará en Maracaibo, Barquisimeto y Paraguaná, entre otras ciudades del interior.
El tener tres salas en Caracas genera inconvenientes no sólo para el público. El circuito no puede estrenar más de una película simultáneamente, al menos que se habilite una función más temprano, como ya ocurría últimamente con Avatar. Además, una película en 3D puede estar sólo tres o cuatro semanas en cartelera, según Galarraga.
La otra sala se encuentra en el Centro Comercial La Cascada, ubicado en Carrizal, estado Miranda, y pertenece a la empresa Cine Vieira, que tiene también planes de abrir otras pantallas, como la que inaugurará la semana próxima en El Tigre, estado Anzoátegui.
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