jueves, 11 de febrero de 2010

El picheo de los mets sera su termometro

La llegada de Jason Bay no parece suficiente para elevar el nivel de Nueva York para esta campaña. El trabajo de los lazadores podría marcar el camino de los de Citi Field

El abismo en la parte gruesa del orden al bate de los Mets, el vacío donde se desvanecerían las esperanzas del equipo para un repunte en el 2010, ha sido llenado parcialmente por Jason Bay. El tiempo, los bisturís, las suturas y horas de rehabilitación se han unido para deshacer el daño físico que sufrieron muchos de los peloteros del equipo la temporada pasada.

Algunas personas quizás se inclinen a ver la temporada número 49 de los Mets con optimismo, aunque formarían parte de una minoría. Otros encontrarán expectativas positivas entre los escombros del 2009. Algunos se dejarán llevar por una fe ciega. Dirán que las dificultades de David Wright la temporada pasada fueron una aberración, que el boricua Carlos Beltrán estará en el jardín central antes del Cinco de Mayo, que el dominicano José Reyes volverá a correr como Usain Bolt.

Si todo lo demás sale bien pero el cuerpo monticular no mejora, lo que esta supuesto a ser un repunte será una recaída que resultaría en una reconstrucción. Esa es la misión que pesa sobre el venezolano Johan Santana, John Maine, el mexicano Oliver Pérez, Jon Niese, los también venezolanos Fernando Nieve, Francisco Rodríguez y Kelvim Escobar, el dominicano Pedro Feliciano, Bobby Parnell, Sean Green, Ryota Igarashi, Mat Misch, Nelson Figueroa, Josh Fogg. Para que los Mets prosperen en el 2010, ellos tienen que lanzar de manera eficaz.

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