"¡Campeones! ¡Campeones! ¡Oe, Oe, Oe!", cantaban los aficionados en el Olímpico mientras los jugadores del Caracas vivían una alegría que hacía muchísima falta. Ganaron la Copa Venezuela, una cuenta que estaba pendiente para los capitalinos, y la noche fue de fiesta.
Los Rojos del Ávila vencieron 3-0 a Trujillanos con goles de Darío Figueroa, Rodrigo Prieto y Rafael Castellín para coronarse en la final y conseguir un cupo para la edición 2010 de la Copa Sudamericana. Llegaban con la ventaja del éxito de 1-0 logrado en Valera en la ida y nunca vieron en riesgo el cetro en una tranquila vuelta.
Era el mejor momento para dar un golpe sobre la mesa. Tras haber perdido el fin de semana el liderato del Torneo Apertura, desplazados por el Deportivo Italia, buscaban levantar cabeza y lo lograron con mucha más calma de lo que cualquiera hubiese creído.
Apenas comenzaba el choque y Figueroa encontró la complicidad del portero Graterol para abrir el marcador de los ahora campeones. Un balón que parecía inofensivo en el cobro de un tiro libre se le escapó de las manos al guardameta de manera inexplicable.
Fue un golpe del cual Trujillanos nunca pudo levantarse. Desdibujado, irreconocible al recordar el desempeño que lo llevó a la final de Copa y le tiene en la cuarta posición del Apertura, fue incapaz de amenazar con una reacción. Ni Flavio De Oliveira ni nadie hacía algo que apuntara a cambiar la situación.
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