Ya estoy montado en el autobús y no voy a dejar que me bajen", dijo Freddy García ayer, vía telefónica, desde el U.S. Cellular Field de Chicago, donde se unió a los Medias Blancas, que hoy le dan la oportunidad de regresar a Grandes Ligas y de ser su pitcher ante los Reales de Kansas City. Casi once meses pasaron desde la última vez que García, el segundo lanzador venezolano con más triunfos en las mayores (118), estuvo en un montículo de la gran carpa. "Fue un camino bastante largo y duro, pero estoy muy contento de estar de nuevo aquí", expresó García, antes de salir a practicar junto a sus compañeros de los Medias Blancas, por primera vez desde el 2006, año en el que fue cambiado a los Filis de Filadelfia y en el que comenzaron sus desgracias. "Desde esa vez todo ha sido muy difícil en mi carrera, pero siempre logré mantenerme fuer-te y optimista", cuenta García, de 34 años de edad, y quien desde que salió de los Medias Blancas ha tenido múltiples lesiones y recaídas en el hombro derecho, que le fue operado el 30 de agosto de 2007. Sin embargo, hoy tras casi dos años de deambular por médicos, procesos de rehabilitación y organizaciones de Grandes Ligas -Filis, Tigres de Detroit y Mets de Nueva York-, García se siente en perfectas condiciones para lanzarle a los Reales y aprovechar el chance que le han brindado los Medias Blancas. "Me siento bastante bien. Por primera vez en mucho tiempo mi hombro está fuerte, compacto, y mañana -hoy- lo demostraré", aseguró García, quien completó: "Esta es una oportunidad única y no la puedo desaprovechar, porque no sé si sea la última".
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